lunes, 23 de noviembre de 2020

Javi


 

La sonrisa, amplia y sincera completa el ancho de la cara, el resto del cuerpo rígido y frío como si de dos piezas unidas por algún tipo de error se tratase

Los detectives sospechando un nuevo crimen se lanzan a la búsqueda de sus ansiadas pruebas,

Ya son tres los casos en los que se han encontrado con el cadáver de una mujer sonriente y todas ellas llevaban marcapasos

Fue esa misma mañana cuando por casualidad escucharon el anuncio por la radio:

“¿Le gustaría morirse de placer? ¿Tiene un marcapasos y le da miedo que cualquier día su corazón deje de latir? Gracias a la innovadora tecnología de “El latido esencial” ® nuestros científicos han creado el marcapasos definitivo, este detecta cuando el corazón presenta las anomalías propias que anticipan la mayoría de las muertes de estos pacientes y en ese momento manda por 5G la señal de socorro a la ambulancia que se encuentre más cerca, al mismo tiempo un sensor activa el vibrador que es implantado el mismo día de la operación mientras la paciente se encuentra bajo los efectos de la anestesia.

¡El regalo perfecto para su arrítmica mujer, usted puede autorizar la instalación del nuevo dispositivo sin que ella tenga conocimiento del mecanismo!

En más de un caso el orgasmo provocado en el fatal momento consigue que ese cuerpo se aferre a la vida el tiempo suficiente para llegar a experimentar ese orgasmo, dando así espacio al tiempo necesario para que la ambulancia llegue al lugar del incidente.

En el peor de los casos la angustia final se fundirá con un orgasmo brutal ya que el contraste del miedo y el placer inesperado que provoca el vibrador convertirá la sorpresa de la visita de la parca en algo mucho más placentero.”

viernes, 13 de noviembre de 2020

 

Tazanera

La taza es de vidrio opal blanca sintética, y en la parte superior el diseño lo forman tres finas rayas amarillas y una gris. Dispone de un asa amplia para poderla agarrar sin temor a quemarse cuando contenga líquido caliente.

La rabanera está hecha del mismo material; es alargada y algo profunda para recoger bien el posible alimento que se coloque en ella. Su diseño es idéntico al de la taza.


Casi siempre que se toma alguna infusión o café acompañado de algún alimento ligero, como pueden ser unas galletas o una porción de bizcocho, hay que servirlo en un plato aparte, ya que el platito sobre el que apoya la taza suele ser pequeño. En ocasiones, incluso la cucharilla y el azucarillo del servicio, no tienen espacio suficiente, motivo por el que en más de una ocasión se caen al suelo.


La Tazanera es el invento ideal. Coloco la taza en un extremo de la rabanera. No se moverá al transportarla a otro lugar, porque el bordillo de la rabanera la sujeta, y con una mano podré llevar ambos recipientes. Además, queda suficiente espacio libre para servir unas galletas con chocolate y merendar.


Miren


domingo, 8 de noviembre de 2020

Lo que me gustaría ser


    Si tuviera que hablar de mi mejor virtud, lo tengo claro, es la flexibilidad.  Esto sería también muy útil si me dedicara al ballet o la gimnasia rítmica. Si tuviera un cuerpo humano con extremidades, en las que apoyar mi peso, y brazos, con los que armar graciosos ademanes.

    A mí, en cambio, me gustaría una complexión más rígida y una cabeza más grande y dura para poder ser empuñado por un gran tenista que me utilizase para ganar partidos y me ponga como trofeo en una hermosa estantería.

    Nada de eso es posible. No sirvo ni para armar una artística composición, ni para pegar fuerte a pelotas veloces. En realidad, me siento un estafador. Llego de incógnito y con mi barato físico y mi flexibilidad  me dedico a algo bien ruin: matar. Sólo sirvo para aplastar moscas y  evitar su incómodo revoloteo.

    Las pobres no saben lo amenazador que puedo resultar. Se quedan quietas en las ventanas mirando el paisaje. O se posan sobre una mesa donde se ha servido café. Ellas viven ajenas a mi presencia. Pero si soy manejado por alguien bien adiestrado, mueren implacables.

    Para lavar mi conciencia debo decir que hago un trabajo limpio. No dejo olor, no provoco sangre. Tampoco les produzco ningún dolor. El impacto es repentino. Al golpe, caen sin más. Y sí, doy alivio a quien me dirige. Aunque a mí, lo que de verdad me haría feliz es servir para que mis movimientos fueran admirados y aplaudidos en grandes espacios llenos de público.


                                                                                                                            Anabel C.


 

Javi

  La sonrisa, amplia y sincera completa el ancho de la cara, el resto del cuerpo rígido y frío como si de dos piezas unidas por algún tipo d...