Tengo miedo a los humanos, siempre que ha ocurrido algo malo ha sido cuando había alguno cerca. A la vez me siento en deuda con ellos por haberme dado la vida, aunque en realidad yo nunca elegí ser creado y menos para esa finalidad, de ser así tal vez hubiese preferido que no lo hicieran.
Yo soy hematofóbico, pero eso nadie lo tiene en cuenta, con
mi filo mi dueño ha acuchillado a más de 13 personas, ahora me llaman arma
blanca. El blanco no me gusta, prefiero el color rojo, hay quien dice que es el color de la muerte,
creo que el que lo
Estoy cansado de ser el chivo expiatorio, de cargar con las
consecuencias de la inestabilidad e impulsividad de algunos humanos que nos
utilizan, dándonos esa fama de peligrosos.
Siempre quise estar en un taller y afilar la punta a los
lapiceros que luego crean obras de arte, aunque mi dueño es capaz de darle
otros usos menos creativos.
Me gusta el contacto con la mantequilla, untar es una de mis
actividades favoritas, incluso rasurar el vello de la piel de los humanos que es como un
roce parecido al de untar sólo que con mi filo.
A veces sueño con ser una flor, que una mañana de mi
mango de madera broten raíces y alguna que otra hoja para que del filo de mi
cuchilla pudiese emanar algo colorido y oloroso.
En ocasiones mi dueño bebe demasiado y comienza a hablarme,
yo le respondo que tal vez podría ayudarle, que por él podría hacer una
excepción, que no me importaría conocer su interior a ver si encontramos algo
que merezca la pena ya que por fuera no se lo encuentro, le animo diciéndole que no se
corte, que donde cabe uno caben dos, pero no sé si me entiende…
Un relato sobrecogedor. Suspense total.....
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